¿Por qué el caso Ciro Castillo Rojo tuvo tanto impacto en la gente?
Elcomercio.pe buscó la opinión de un antropólogo y comunicador, y una socióloga, quienes explicaron el arraigo popular que tuvo esta historia
RENÉ ZUBIETA @renezp
Redacción online
Si todo lo que implicaba la desaparición de Ciro Castillo Rojo en el valle del Colca había llamado mucho la atención de la población, el hallazgo de su cuerpo sin vida tras más de 6 meses conmovió más. Tanto, que cuando los restos del joven estaban en la morgue de Arequipa, un grupo de pobladores improvisaron un velorio en los exteriores de la morgue de esa ciudad. Al exterior del velatorio, la gente portaba también pañuelos blancos, pancartas y fotos, y pedían justicia. Luego, fue despedido por un mar de gente.
El panorama fue similar en Lima. Miles de personas fueron al velatorio Divina Eternidad de Pueblo Libre; al exterior del local, se agruparon personas para cantar temas religiosos y hasta “Amor eterno”, orar y vociferar “¡Justicia para Ciro!” y “Ciro, amigo, el Perú está contigo”. Y ni qué decir del entierro, estuvieron más de 5 mil. ¿Pero por qué esta reacción, cuánto caló el caso en el ciudadano de a pie?
TRAGEDIAS UNIVERSALES
A consideración del antropólogo y comunicador social docente de la PUCP, Raúl Castro, el caso reúne las condiciones de dos de las “grandes tragedias universales” de origen griego. Una de ellas es el padre que está tras el destino de su hijo: don Ciro Castillo Rojo Salas, al resignarse y acepar la probable muerte de Ciro, continúa en la búsqueda ahora queriendo darle sepultura, como Príamo sufriendo por no poder darle las exequias a su hijo Héctor, muerto en la Guerra de Troya por Aquiles.
Otra tragedia es la del misterio del amor y desamor entre la pareja, pues la gente se preguntaba si había amor entre Rosario Ponce López y su ex pareja Ciro. Aquí aparece también la idea de que la mujer debe penar la desaparición de su pareja afectada emocionalmente, lo que generó expectativa en las audiencias y crítica al ver una actitud en la joven madre, la cual no aprobaban. No vieron en Rosario a la Penélope que, pese a tener pretendientes, esperó durante veinte años a Odiseo.
“El primer momento es el misterioso, en donde la pregunta es si es un caso de desamor, más allá del crimen: ¿se querían o no se querían? Y lo segundo, que yo creo es lo que moviliza todo esto, es la fuerza del padre que lucha contra el destino. Yo lo identificaría con Príamo”, dijo al respecto.
LA BÚSQUEDA DE JUSTICIA
Castro Pérez sostuvo también que en el respaldo popular a la figura del doctor Castillo Rojo Salas se manifestó una sociedad que encuentra poca atención en el sistema jurídico. En él vieron a una persona que logró empujar al sistema judicial, convirtiendo esta historia en “ejemplar en el sentido de que es el ciudadano el que exige al sistema jurídico una respuesta”.
“Es el premio al esfuerzo de un ciudadano que, es el papá, frente a la insensibilidad y el caos, y lo ineficiente en un sistema judicial en el Perú. Si hay algo que moviliza a los peruanos es la injusticia”, manifestó.
“EL SHOW DE LA REALIDAD”
Los medios de comunicación están recogiendo historias ejemplares, que puedan aleccionar y ser modelos de rol para la gente, y mejor aun si es “gente como uno”. Es por ello que las personas se han proyectado en los personajes protagonistas de la historia, explicó el antropólogo al apuntar que es la primera vez que una persona del común obtenga esa celebridad. Se da además en un contexto en el que, por ejemplo, las programaciones en televisión plantean “el show de la realidad”, una “sociedad del espectáculo”.
“Los eventos ya no son protagonizados por las élites de sangre, es decir la nobleza, o la élite del poder, es decir los políticos, o la élite del arte, es decir los elegidos por su talento. Las últimas dos décadas, lo que ha irrumpido es la historia ordinaria de alguien cuyo caso puede ser ejemplar para el resto del colectivo”, argumentó.
NARRATIVAS: EL HÉROE Y LA VILLANA
“Los medios han tomado ciertos datos de la realidad y sobre eso han construido narrativas muy poderosas que se basan en héroes y monstruos, y eso cala mucho en la gente”, consideró por su parte la socióloga y docente de la Universidad del Pacífico, Liuba Kobban.
Aquí aparecieron los “dramas sociales” actuados por la propia gente, que asumió roles, y los estereotipos respecto a lo que representaron la figura del doctor Ciro y la mujer joven que no encaja con lo usual. Rosario Ponce López no era como esa masa que esperaba verla desolada.
Kobban resaltó además que el padre del joven enterrado hoy “ha enganchado con los medios y los ha manejado a su favor”, pero no necesariamente con un afán de figurar, sino porque él acusaba.
“El padre del mayor Bazán si bien pudo haber sido crítico no tenía una posición beligerante, sino mas bien era el dolor y el ansia de encontrar al hijo. Acá hay un padre que asume la voz de la denuncia, se enfrenta a Rosario, la construye como antagonista”, añadió recordando el caso del policía que desapareció durante el ‘Baguazo’ del 5 de junio del 2009
Redacción online
Si todo lo que implicaba la desaparición de Ciro Castillo Rojo en el valle del Colca había llamado mucho la atención de la población, el hallazgo de su cuerpo sin vida tras más de 6 meses conmovió más. Tanto, que cuando los restos del joven estaban en la morgue de Arequipa, un grupo de pobladores improvisaron un velorio en los exteriores de la morgue de esa ciudad. Al exterior del velatorio, la gente portaba también pañuelos blancos, pancartas y fotos, y pedían justicia. Luego, fue despedido por un mar de gente.
El panorama fue similar en Lima. Miles de personas fueron al velatorio Divina Eternidad de Pueblo Libre; al exterior del local, se agruparon personas para cantar temas religiosos y hasta “Amor eterno”, orar y vociferar “¡Justicia para Ciro!” y “Ciro, amigo, el Perú está contigo”. Y ni qué decir del entierro, estuvieron más de 5 mil. ¿Pero por qué esta reacción, cuánto caló el caso en el ciudadano de a pie?
TRAGEDIAS UNIVERSALES
A consideración del antropólogo y comunicador social docente de la PUCP, Raúl Castro, el caso reúne las condiciones de dos de las “grandes tragedias universales” de origen griego. Una de ellas es el padre que está tras el destino de su hijo: don Ciro Castillo Rojo Salas, al resignarse y acepar la probable muerte de Ciro, continúa en la búsqueda ahora queriendo darle sepultura, como Príamo sufriendo por no poder darle las exequias a su hijo Héctor, muerto en la Guerra de Troya por Aquiles.
Otra tragedia es la del misterio del amor y desamor entre la pareja, pues la gente se preguntaba si había amor entre Rosario Ponce López y su ex pareja Ciro. Aquí aparece también la idea de que la mujer debe penar la desaparición de su pareja afectada emocionalmente, lo que generó expectativa en las audiencias y crítica al ver una actitud en la joven madre, la cual no aprobaban. No vieron en Rosario a la Penélope que, pese a tener pretendientes, esperó durante veinte años a Odiseo.
“El primer momento es el misterioso, en donde la pregunta es si es un caso de desamor, más allá del crimen: ¿se querían o no se querían? Y lo segundo, que yo creo es lo que moviliza todo esto, es la fuerza del padre que lucha contra el destino. Yo lo identificaría con Príamo”, dijo al respecto.
LA BÚSQUEDA DE JUSTICIA
Castro Pérez sostuvo también que en el respaldo popular a la figura del doctor Castillo Rojo Salas se manifestó una sociedad que encuentra poca atención en el sistema jurídico. En él vieron a una persona que logró empujar al sistema judicial, convirtiendo esta historia en “ejemplar en el sentido de que es el ciudadano el que exige al sistema jurídico una respuesta”.
“Es el premio al esfuerzo de un ciudadano que, es el papá, frente a la insensibilidad y el caos, y lo ineficiente en un sistema judicial en el Perú. Si hay algo que moviliza a los peruanos es la injusticia”, manifestó.
“EL SHOW DE LA REALIDAD”
Los medios de comunicación están recogiendo historias ejemplares, que puedan aleccionar y ser modelos de rol para la gente, y mejor aun si es “gente como uno”. Es por ello que las personas se han proyectado en los personajes protagonistas de la historia, explicó el antropólogo al apuntar que es la primera vez que una persona del común obtenga esa celebridad. Se da además en un contexto en el que, por ejemplo, las programaciones en televisión plantean “el show de la realidad”, una “sociedad del espectáculo”.
“Los eventos ya no son protagonizados por las élites de sangre, es decir la nobleza, o la élite del poder, es decir los políticos, o la élite del arte, es decir los elegidos por su talento. Las últimas dos décadas, lo que ha irrumpido es la historia ordinaria de alguien cuyo caso puede ser ejemplar para el resto del colectivo”, argumentó.
NARRATIVAS: EL HÉROE Y LA VILLANA
“Los medios han tomado ciertos datos de la realidad y sobre eso han construido narrativas muy poderosas que se basan en héroes y monstruos, y eso cala mucho en la gente”, consideró por su parte la socióloga y docente de la Universidad del Pacífico, Liuba Kobban.
Aquí aparecieron los “dramas sociales” actuados por la propia gente, que asumió roles, y los estereotipos respecto a lo que representaron la figura del doctor Ciro y la mujer joven que no encaja con lo usual. Rosario Ponce López no era como esa masa que esperaba verla desolada.
Kobban resaltó además que el padre del joven enterrado hoy “ha enganchado con los medios y los ha manejado a su favor”, pero no necesariamente con un afán de figurar, sino porque él acusaba.
“El padre del mayor Bazán si bien pudo haber sido crítico no tenía una posición beligerante, sino mas bien era el dolor y el ansia de encontrar al hijo. Acá hay un padre que asume la voz de la denuncia, se enfrenta a Rosario, la construye como antagonista”, añadió recordando el caso del policía que desapareció durante el ‘Baguazo’ del 5 de junio del 2009
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