Marcial Rubio Correa: “Para el Vaticano soy un rector de facto”
Autoridad de la PUCP opinó que el fallo del TC sobre el legado de Riva Agüero fue arbitrario y sesgado a favor del cardenal Cipriani
MILAGROS LEIVA GÁLVEZ
¿El cardenal Cipriani y usted están en un túnel sin salida? La solución es la Asamblea Universitaria que habrá el 23 de setiembre próximo, en la cual se verá la propuesta de modificación del estatuto. Si se aprueba la reforma, tendrá que haber una nueva elección, porque yo he sido elegido de otra manera.
¿Si no se aprueba?
Se tendrán que conversar algunas cosas con el Vaticano.
¿Con qué puntos del pedido de modificación no está de acuerdo?
La discrepancia abierta está en el tema de la elección del rector. Nosotros consideramos el acuerdo internacional suscrito entre el Estado Peruano y la Santa Sede y en base a ello nos regimos por la legislación nacional que dice que la Asamblea Universitaria elige al rector. Desde el 72 hasta el 99 hemos tenido seis rectores elegidos y el Vaticano confirmó. Eso se repitió hasta el 2004. Mi antecesor y yo no hemos sido confirmados.
¿Usted no está confirmado por el vaticano?
No, ni oficial ni extraoficial.
¿Es un rector de facto?
Para el Vaticano, yo soy un rector de facto.
En el 2009 ustedes ponen en consideración del Vaticano las reformas del estatuto y ellos les envían una serie de modificaciones que ahora no quieren aceptar…
No es exacto. El estatuto dice que para efectos de la legislación canónica el estatuto de la universidad debe ser remitido al Vaticano para su aprobación. Por eso lo sometimos. Y lo que sostenemos es que el estatuto cumple con el “Ex Corde Ecclesiae”. [El “Ex Corde Ecclesiae” es la constitución apostólica de Juan Pablo II sobre las universidades católicas.]
¿Y qué hacemos con el derecho del episcopado peruano? Se supone que la autoridad debe ser ejercida por el gran canciller y este (según las modificaciones enviadas) debe elegir al rector.
Los derechos del episcopado están contenidos en el estatuto de la universidad, hay cinco representantes del episcopado en la Asamblea Universitaria, un miembro del consejo nombrado por el gran canciller, eso es lo que se aprobó en 1984.
¿Reconoce al gran canciller?
Lo hemos reconocido con una ceremonia expresa en 1999 y nuestro estatuto, que data de 1984, tiene un artículo en el que se explican sus atribuciones. La constitución “Ex Corde Ecclesiae” es de 1991, nosotros hicimos unas reformas que fueron aceptadas por el cardenal Augusto Vargas Alzamora en 1997. Él dijo que estaba de acuerdo, lo llevó al Vaticano a pedir su aprobación. En el 2009 me llama el nuncio, ya era rector y me dice: ¿Cómo arreglamos el problema del estatuto?
¿No lo arregló Vargas Alzamora?
Dejó todo, pero no lo aprobaron.
Entonces no estaba aprobado.
No, pero eso no quiere decir que Vargas Alzamora no lo hubiera aprobado.
Ya no lo sabemos, está muerto.
No, yo lo sé, en la congregación pueden asegurar que él lo entregó en 1997, yo lo acompañé. En enero de 1999 Cipriani es nombrado arzobispo y viene una serie de conversaciones a lo largo de los años, en el 2009 es cuando me llama el nuncio. Yo le digo: “No sé qué hacer porque creo que el estatuto está de acuerdo con el ‘Ex Corde Ecclesiae’” y él me dice que lo mande al Vaticano, pero antes me sugiere que le pida opinión al gran canciller. Le envié la carta al cardenal Cipriani, de cinco páginas, y se produce un hiato hasta junio del 2010. Recién en ese mes me contesta.
¿Y por qué no fue a buscarlo antes en busca de una respuesta?
Mientras me diga ladrón yo no hablo con él, tengo mi propia estima y no trato con la gente que me insulta. Él me ha dicho ladrón y súcubo y varias otras cosas. Ha dicho que esto es una repartija entre pocos.
¿En esa época lo insultaba así?
No, estamos hablando del 2011.
A lo que voy es: por qué no fue a buscarlo si no le contesta…
Yo esperaba que me conteste, no voy a tocarle la puerta…
Era algo importante, el estatuto de la universidad.
Está bien, pero no tengo por qué tocarle el timbre para decirle atiéndeme. Él tiene la carta. La gente decente contesta o dice espérate un poquito o te pide conversar. En julio del 2010 recibí la carta del cardenal y me pedía mantenerla en reserva.
¿Qué decía?
Era una respuesta al pedido de opinión sobre el estatuto y me decía que no estaba de acuerdo con los artículos sobre las atribuciones del gran canciller. En diciembre del 2010 he preguntado qué pasa, me han dicho que estudiarán el estatuto y que aplicarían reformas para adecuarlo al “Ex Corde Ecclesiae”. Esa es la carta que ha llegado.
El rocón en el zapato es que ustedes no aceptan que el gran canciller escoja al rector de una propuesta de tres candidatos.
Yo no soy el comandante, los miembros de la asamblea no son 78 carneritos llevados por el rector, así no son las cosas. Mi opinión personal es que yo no estoy de acuerdo en que el rector sea elegido por el gran canciller por tres razones: 1. No confío en el cardenal Cipriani y no lo voy a esconder, no creo que sea la persona que pueda elegir al mejor rector para la Universidad Católica. Así pienso yo y puedo estar equivocado. 2. Hay un acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Peruano que dice que la Universidad Católica se rige por la ley peruana. 3. La ley peruana dice que el rector es elegido por la asamblea.
Pero el estatuto está subordinado a la Iglesia, si no quiere eso, tiene que dejar de ser católica…
Es probable. Sobre todo tiene que dejar de ser pontificia. Hay un Código de Derecho Canónico que expresa que cuando una universidad es católica, primero el obispo debe autorizarla.
¿Me puede explicar porqué no confía en el cardenal Cipriani?
¿Alguna vez ha dicho algo bueno de la Universidad Católica? Nada es bueno. No desconfío de él como persona, le tengo respeto como a todos, pero en el puesto que ocupa no es la persona adecuada para elegir al rector.
¿Si no fuera Cipriani el gran canciller, estaría de acuerdo?
La historia de lo que podría ser es una fábula. Yo pienso en situaciones concretas, la Universidad Católica tiene relaciones muy tensas y muy injustas con el cardenal. Todavía le quedan siete años y cinco meses como obispo.
Pero le piden que sea el gran canciller quien elija al rector.
Están pidiendo no exigiendo. ¿Dónde dice la palabra exijo? Eso solo lo dice el cardenal Cipriani. En todo el documento no se usa la palabra indiscutible e indispensable. Quiero saber si la modificación es indispensable o se puede conversar.
Entonces irá al Vaticano
Iría, pero el Vaticano se comunica con la universidad a través del obispo o del nuncio.
Está atrapado sin salida…
Asumes que estamos atrapados, pero no te das cuenta del acuerdo internacional entre la Santa Sede y el Estado Peruano.
Lo que leo es que la Santa Sede le pide modificaciones.
Entonces es la Santa Sede contra la Santa Sede. El Ex Corde Ecclesiae no me exige que el gran canciller nombre al rector, ni una sola letra. El acuerdo dice que me rijo con la ley peruana. ¿Entonces, por qué me exigen que el gran canciller elija al rector?
Pero el “Ex Corde Ecclesiae” dice que todas las normas de una universidad católica se basan en el derecho canónico y este dice que el obispo tiene que reconocer a la autoridad…
Tú lo has dicho, reconocer pero no elegir…
Justamente por eso usted no está reconocido.
Ya pues, pero cuando acabes de preguntarme te contesto. Ahora, hay un diálogo roto propiciado por el cardenal, el que habla en los periódicos, el que suelta a su abogado Amprimo es el cardenal Cipriani. ¿Quién comenzó el pleito? No fuimos nosotros.
Ustedes acudieron al TC.
No… pero estamos hablando de esta semana. Quien comienza con el altavoz es siempre el cardenal. Si las cosas se discutieran de manera seria y sin presiones ya hubiéramos arreglado esto.
¿La culpa es de Cipriani?
Tengo la impresión de que en este conflicto una parte muy importante de la responsabilidad en cómo es el conflicto y cuán grave es del cardenal Cipriani.
¿Y cuál es su culpa?
Yo no tengo culpa en este pleito, ninguna culpa, en primer lugar yo soy rector hace dos años y este pleito tiene doce.
Pero en este momento…
¿Qué culpa tengo? ¿Qué culpa tengo?
Se lo estoy preguntando como autoridad. Usted ama a su universidad, pero nunca llama al cardenal para tratar de arreglar.
Pero fui a buscar al nuncio.
¿Pero por qué no al cardenal? ¿O esto es una lucha de dos egos?
No soy una persona para juzgar si tengo ego o no, tampoco le corresponde a mi humildad.
Pero culpas usted no tiene…
No he dicho eso, lo que digo es que la gran culpa en todo este conflicto es del gran canciller.
Lo que estamos viendo los peruanos es un lío impresionante de adultos que son incapaces de sentarse a conversar.
Para que un conflicto se solucione tienen que estar dispuestos a conversar los dos. Yo estuve dispuesto y lo saben cuatro personas. No me importa si no me crees. Yo sí estuve dispuesto. El que nunca estuvo dispuesto fue Cipriani.
¿Llamó al cardenal para decirle: “Mejor conversemos”?
¿Por qué tengo que llamar a Cipriani? Esa es tu opinión.
Yo no tengo vela en este entierro, pero aprendí que para solucionar un conflicto una de las partes tiene que dar el primer paso.
¿Por qué tengo que llamarlo yo? Estás extrapolando un tema concreto del 2009.
No, doctor Rubio, estoy pensando en el ahora, ¿por qué no ceder?
¿Pero quién empezó primero? El cardenal tiene la culpa de que todo esto sea un escándalo. Cuando alguien quiere extrapolar las cosas las saca en un medio público y hace las cosas imposible.
Pero cuando una persona quiere por sobre todas las cosas a su universidad, pese a lo que crea del cardenal, hace un intento por solucionar. Es un lío de callejón.
Es tu opinión, pero es imposible con el cardenal. Él dice que solo está dispuesto a conversar de que el Tribunal Constitucional ya resolvió el asunto. El TC no falló a favor del arzobispado, dice infundada la demanda de protección y autonomía de la Universidad Católica.
Es lo mismo, ustedes pidieron algo y no les dieron la razón.
En un amparo nunca manda el demandado, no se le da el derecho, no es cierto que ganó el arzobispo, eso es lo que utiliza para decir lo que está zanjado. Es una injusticia que con esa sentencia se pretenda aplicar como si fuera jurídicamente correcta la junta administradora a todos los bienes de la universidad. Se trata de la herencia. Esos bienes eran de 1944 y el cardenal ha inscrito todos los bienes, los del 44, los del 60, del 70 y 80, cuando Riva Agüero ya estaba muerto. ¿Y me pides que renuncie y me ponga a conversar? No converso mientras exista esta injusticia.
¿Entonces usted no cree en la parábola de los talentos? Bajo su perspectiva la herencia de Riva Agüero se debió enterrar en la tierra y punto.
Estás pensando más como el cardenal que como yo y no me estás entrevistando sino que me estás dando una opinión cercana al cardenal.
¿Perdón? Doctor Rubio, solo intento ser objetiva.
Bueno eso es lo que tú crees.
Discúlpeme, pero yo no le voy a hacer una entrevista cómoda.
Eso no pretendo. Tú debes preguntar y yo responder… Mientras la sentencia del TC esté inscrita en los bienes de la universidad y no en la herencia no conversaré porque tengo 30 toneladas encima, eso no es justo. Como rector no puedo conversar mientras tengo la bota puesta en la universidad. A ti te puede parecer bien o mal.
Yo no soy juez, yo solo pregunto. Entonces, si usted como empresario me da diez millones de dólares para trabajarlos y los convierto en cien millones, ¿no me va a reclamar nada de los noventa?
No, porque es propiedad tuya y fruto de tu trabajo. Ellos dicen que hubo el fundo Pando, que eso se urbanizó y que eso es parte de la herencia. Eso no tiene pies ni cabeza, porque eso fue trabajo y capital.
¿Pero de donde salió la tierra?
Claro, la tierra salió de la herencia, pero no la urbanización. Lo construido partió de mi trabajo y de mi capital. De la plata que pagan los alumnos y que reinvertimos.
¿Quién es el dueño de la Universidad Católica?
Los estudiantes, graduados, profesores, según el artículo 18 de la Constitución. La Iglesia Católica no es propietaria. Lo que está escrito en los registros de Sunarp es lo que vale.
¿El cardenal Cipriani y usted están en un túnel sin salida? La solución es la Asamblea Universitaria que habrá el 23 de setiembre próximo, en la cual se verá la propuesta de modificación del estatuto. Si se aprueba la reforma, tendrá que haber una nueva elección, porque yo he sido elegido de otra manera.
¿Si no se aprueba?
Se tendrán que conversar algunas cosas con el Vaticano.
¿Con qué puntos del pedido de modificación no está de acuerdo?
La discrepancia abierta está en el tema de la elección del rector. Nosotros consideramos el acuerdo internacional suscrito entre el Estado Peruano y la Santa Sede y en base a ello nos regimos por la legislación nacional que dice que la Asamblea Universitaria elige al rector. Desde el 72 hasta el 99 hemos tenido seis rectores elegidos y el Vaticano confirmó. Eso se repitió hasta el 2004. Mi antecesor y yo no hemos sido confirmados.
¿Usted no está confirmado por el vaticano?
No, ni oficial ni extraoficial.
¿Es un rector de facto?
Para el Vaticano, yo soy un rector de facto.
En el 2009 ustedes ponen en consideración del Vaticano las reformas del estatuto y ellos les envían una serie de modificaciones que ahora no quieren aceptar…
No es exacto. El estatuto dice que para efectos de la legislación canónica el estatuto de la universidad debe ser remitido al Vaticano para su aprobación. Por eso lo sometimos. Y lo que sostenemos es que el estatuto cumple con el “Ex Corde Ecclesiae”. [El “Ex Corde Ecclesiae” es la constitución apostólica de Juan Pablo II sobre las universidades católicas.]
¿Y qué hacemos con el derecho del episcopado peruano? Se supone que la autoridad debe ser ejercida por el gran canciller y este (según las modificaciones enviadas) debe elegir al rector.
Los derechos del episcopado están contenidos en el estatuto de la universidad, hay cinco representantes del episcopado en la Asamblea Universitaria, un miembro del consejo nombrado por el gran canciller, eso es lo que se aprobó en 1984.
¿Reconoce al gran canciller?
Lo hemos reconocido con una ceremonia expresa en 1999 y nuestro estatuto, que data de 1984, tiene un artículo en el que se explican sus atribuciones. La constitución “Ex Corde Ecclesiae” es de 1991, nosotros hicimos unas reformas que fueron aceptadas por el cardenal Augusto Vargas Alzamora en 1997. Él dijo que estaba de acuerdo, lo llevó al Vaticano a pedir su aprobación. En el 2009 me llama el nuncio, ya era rector y me dice: ¿Cómo arreglamos el problema del estatuto?
¿No lo arregló Vargas Alzamora?
Dejó todo, pero no lo aprobaron.
Entonces no estaba aprobado.
No, pero eso no quiere decir que Vargas Alzamora no lo hubiera aprobado.
Ya no lo sabemos, está muerto.
No, yo lo sé, en la congregación pueden asegurar que él lo entregó en 1997, yo lo acompañé. En enero de 1999 Cipriani es nombrado arzobispo y viene una serie de conversaciones a lo largo de los años, en el 2009 es cuando me llama el nuncio. Yo le digo: “No sé qué hacer porque creo que el estatuto está de acuerdo con el ‘Ex Corde Ecclesiae’” y él me dice que lo mande al Vaticano, pero antes me sugiere que le pida opinión al gran canciller. Le envié la carta al cardenal Cipriani, de cinco páginas, y se produce un hiato hasta junio del 2010. Recién en ese mes me contesta.
¿Y por qué no fue a buscarlo antes en busca de una respuesta?
Mientras me diga ladrón yo no hablo con él, tengo mi propia estima y no trato con la gente que me insulta. Él me ha dicho ladrón y súcubo y varias otras cosas. Ha dicho que esto es una repartija entre pocos.
¿En esa época lo insultaba así?
No, estamos hablando del 2011.
A lo que voy es: por qué no fue a buscarlo si no le contesta…
Yo esperaba que me conteste, no voy a tocarle la puerta…
Era algo importante, el estatuto de la universidad.
Está bien, pero no tengo por qué tocarle el timbre para decirle atiéndeme. Él tiene la carta. La gente decente contesta o dice espérate un poquito o te pide conversar. En julio del 2010 recibí la carta del cardenal y me pedía mantenerla en reserva.
¿Qué decía?
Era una respuesta al pedido de opinión sobre el estatuto y me decía que no estaba de acuerdo con los artículos sobre las atribuciones del gran canciller. En diciembre del 2010 he preguntado qué pasa, me han dicho que estudiarán el estatuto y que aplicarían reformas para adecuarlo al “Ex Corde Ecclesiae”. Esa es la carta que ha llegado.
El rocón en el zapato es que ustedes no aceptan que el gran canciller escoja al rector de una propuesta de tres candidatos.
Yo no soy el comandante, los miembros de la asamblea no son 78 carneritos llevados por el rector, así no son las cosas. Mi opinión personal es que yo no estoy de acuerdo en que el rector sea elegido por el gran canciller por tres razones: 1. No confío en el cardenal Cipriani y no lo voy a esconder, no creo que sea la persona que pueda elegir al mejor rector para la Universidad Católica. Así pienso yo y puedo estar equivocado. 2. Hay un acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Peruano que dice que la Universidad Católica se rige por la ley peruana. 3. La ley peruana dice que el rector es elegido por la asamblea.
Pero el estatuto está subordinado a la Iglesia, si no quiere eso, tiene que dejar de ser católica…
Es probable. Sobre todo tiene que dejar de ser pontificia. Hay un Código de Derecho Canónico que expresa que cuando una universidad es católica, primero el obispo debe autorizarla.
¿Me puede explicar porqué no confía en el cardenal Cipriani?
¿Alguna vez ha dicho algo bueno de la Universidad Católica? Nada es bueno. No desconfío de él como persona, le tengo respeto como a todos, pero en el puesto que ocupa no es la persona adecuada para elegir al rector.
¿Si no fuera Cipriani el gran canciller, estaría de acuerdo?
La historia de lo que podría ser es una fábula. Yo pienso en situaciones concretas, la Universidad Católica tiene relaciones muy tensas y muy injustas con el cardenal. Todavía le quedan siete años y cinco meses como obispo.
Pero le piden que sea el gran canciller quien elija al rector.
Están pidiendo no exigiendo. ¿Dónde dice la palabra exijo? Eso solo lo dice el cardenal Cipriani. En todo el documento no se usa la palabra indiscutible e indispensable. Quiero saber si la modificación es indispensable o se puede conversar.
Entonces irá al Vaticano
Iría, pero el Vaticano se comunica con la universidad a través del obispo o del nuncio.
Está atrapado sin salida…
Asumes que estamos atrapados, pero no te das cuenta del acuerdo internacional entre la Santa Sede y el Estado Peruano.
Lo que leo es que la Santa Sede le pide modificaciones.
Entonces es la Santa Sede contra la Santa Sede. El Ex Corde Ecclesiae no me exige que el gran canciller nombre al rector, ni una sola letra. El acuerdo dice que me rijo con la ley peruana. ¿Entonces, por qué me exigen que el gran canciller elija al rector?
Pero el “Ex Corde Ecclesiae” dice que todas las normas de una universidad católica se basan en el derecho canónico y este dice que el obispo tiene que reconocer a la autoridad…
Tú lo has dicho, reconocer pero no elegir…
Justamente por eso usted no está reconocido.
Ya pues, pero cuando acabes de preguntarme te contesto. Ahora, hay un diálogo roto propiciado por el cardenal, el que habla en los periódicos, el que suelta a su abogado Amprimo es el cardenal Cipriani. ¿Quién comenzó el pleito? No fuimos nosotros.
Ustedes acudieron al TC.
No… pero estamos hablando de esta semana. Quien comienza con el altavoz es siempre el cardenal. Si las cosas se discutieran de manera seria y sin presiones ya hubiéramos arreglado esto.
¿La culpa es de Cipriani?
Tengo la impresión de que en este conflicto una parte muy importante de la responsabilidad en cómo es el conflicto y cuán grave es del cardenal Cipriani.
¿Y cuál es su culpa?
Yo no tengo culpa en este pleito, ninguna culpa, en primer lugar yo soy rector hace dos años y este pleito tiene doce.
Pero en este momento…
¿Qué culpa tengo? ¿Qué culpa tengo?
Se lo estoy preguntando como autoridad. Usted ama a su universidad, pero nunca llama al cardenal para tratar de arreglar.
Pero fui a buscar al nuncio.
¿Pero por qué no al cardenal? ¿O esto es una lucha de dos egos?
No soy una persona para juzgar si tengo ego o no, tampoco le corresponde a mi humildad.
Pero culpas usted no tiene…
No he dicho eso, lo que digo es que la gran culpa en todo este conflicto es del gran canciller.
Lo que estamos viendo los peruanos es un lío impresionante de adultos que son incapaces de sentarse a conversar.
Para que un conflicto se solucione tienen que estar dispuestos a conversar los dos. Yo estuve dispuesto y lo saben cuatro personas. No me importa si no me crees. Yo sí estuve dispuesto. El que nunca estuvo dispuesto fue Cipriani.
¿Llamó al cardenal para decirle: “Mejor conversemos”?
¿Por qué tengo que llamar a Cipriani? Esa es tu opinión.
Yo no tengo vela en este entierro, pero aprendí que para solucionar un conflicto una de las partes tiene que dar el primer paso.
¿Por qué tengo que llamarlo yo? Estás extrapolando un tema concreto del 2009.
No, doctor Rubio, estoy pensando en el ahora, ¿por qué no ceder?
¿Pero quién empezó primero? El cardenal tiene la culpa de que todo esto sea un escándalo. Cuando alguien quiere extrapolar las cosas las saca en un medio público y hace las cosas imposible.
Pero cuando una persona quiere por sobre todas las cosas a su universidad, pese a lo que crea del cardenal, hace un intento por solucionar. Es un lío de callejón.
Es tu opinión, pero es imposible con el cardenal. Él dice que solo está dispuesto a conversar de que el Tribunal Constitucional ya resolvió el asunto. El TC no falló a favor del arzobispado, dice infundada la demanda de protección y autonomía de la Universidad Católica.
Es lo mismo, ustedes pidieron algo y no les dieron la razón.
En un amparo nunca manda el demandado, no se le da el derecho, no es cierto que ganó el arzobispo, eso es lo que utiliza para decir lo que está zanjado. Es una injusticia que con esa sentencia se pretenda aplicar como si fuera jurídicamente correcta la junta administradora a todos los bienes de la universidad. Se trata de la herencia. Esos bienes eran de 1944 y el cardenal ha inscrito todos los bienes, los del 44, los del 60, del 70 y 80, cuando Riva Agüero ya estaba muerto. ¿Y me pides que renuncie y me ponga a conversar? No converso mientras exista esta injusticia.
¿Entonces usted no cree en la parábola de los talentos? Bajo su perspectiva la herencia de Riva Agüero se debió enterrar en la tierra y punto.
Estás pensando más como el cardenal que como yo y no me estás entrevistando sino que me estás dando una opinión cercana al cardenal.
¿Perdón? Doctor Rubio, solo intento ser objetiva.
Bueno eso es lo que tú crees.
Discúlpeme, pero yo no le voy a hacer una entrevista cómoda.
Eso no pretendo. Tú debes preguntar y yo responder… Mientras la sentencia del TC esté inscrita en los bienes de la universidad y no en la herencia no conversaré porque tengo 30 toneladas encima, eso no es justo. Como rector no puedo conversar mientras tengo la bota puesta en la universidad. A ti te puede parecer bien o mal.
Yo no soy juez, yo solo pregunto. Entonces, si usted como empresario me da diez millones de dólares para trabajarlos y los convierto en cien millones, ¿no me va a reclamar nada de los noventa?
No, porque es propiedad tuya y fruto de tu trabajo. Ellos dicen que hubo el fundo Pando, que eso se urbanizó y que eso es parte de la herencia. Eso no tiene pies ni cabeza, porque eso fue trabajo y capital.
¿Pero de donde salió la tierra?
Claro, la tierra salió de la herencia, pero no la urbanización. Lo construido partió de mi trabajo y de mi capital. De la plata que pagan los alumnos y que reinvertimos.
¿Quién es el dueño de la Universidad Católica?
Los estudiantes, graduados, profesores, según el artículo 18 de la Constitución. La Iglesia Católica no es propietaria. Lo que está escrito en los registros de Sunarp es lo que vale.
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