Conoce Cartagena, una joya protegida
Durante la colonia fue una ciudad atractiva para los piratas. Hoy, los turistas exploran este fragmento de historia a orillas del Caribe
Vista panorámica de la hermosa ciudad de Cartagena, Colombia. (Internet)
Flanqueadas por imponentes murallas, Cartagena de Indias es un fragmento de historia viviente en medio del Mar Caribe. Sus dos castillos, San Fernando y San Felipe de Barajas, fueron los bastiones que protegieron la ciudad de los frecuentes ataques de piratas y corsarios. Ambos constituyen, en conjunto, los complejos de defensa más grandes de Latinoamérica.
Sus calles estrechas, sus balcones coloridos y otras construcciones revelan esa sólida arquitectura cívica militar que funcionó en su época y que se ha mantenido perfectamente conservada a pesar del tiempo. Una caminata por la ciudad amurallada nos transporta por siglos de historia y un crisol de culturas: desde la etapa prehispánica hasta los tiempos modernos.
Esta fusión indígena, europea y africana se traduce en los bailes típicos, como la cumbia, la champeta y otras coloridas danzas, así como en su exquisita y reconocida gastronomía.
Cartagena hoy
Sus murallas aún lucen los antiguos cañones vigilantes. Ya no hay piratas, pero queda el Caribe, ese hermoso mar de aguas cálidas y turquesas, arena blanca y paisajes que cautivan a tantos viajeros de todo el mundo. Así, puede visitar las playas de la península de Bocagrande, Laguito o La Boquilla, las cuales están dentro de la ciudad. Si quiere ir más allá, puede tomar un bote y navegar una hora hasta Playa Blanca o las Islas del Rosario, sitios ideales para hacer esnórquel y apreciar de cerca los corales caribeños. Un poco más lejos, a dos horas de la ciudad, se ubica la imperdible Isla de Barú, donde podrá practicar deportes acuáticos, comer muy bien y descansar.
Asimismo, puede recorrer el circuito de museos (el Museo de Oro, por ejemplo, conserva las valiosas piezas de la cultura Zenú), plazas, iglesias, sitios arqueológicos y monumentos. También es una ciudad para ir de ‘shopping’ y propicia para disfrutar de su agitada vida nocturna. Sin duda, un lugar para pasar muchos días maravillado
Sus calles estrechas, sus balcones coloridos y otras construcciones revelan esa sólida arquitectura cívica militar que funcionó en su época y que se ha mantenido perfectamente conservada a pesar del tiempo. Una caminata por la ciudad amurallada nos transporta por siglos de historia y un crisol de culturas: desde la etapa prehispánica hasta los tiempos modernos.
Esta fusión indígena, europea y africana se traduce en los bailes típicos, como la cumbia, la champeta y otras coloridas danzas, así como en su exquisita y reconocida gastronomía.
Cartagena hoy
Sus murallas aún lucen los antiguos cañones vigilantes. Ya no hay piratas, pero queda el Caribe, ese hermoso mar de aguas cálidas y turquesas, arena blanca y paisajes que cautivan a tantos viajeros de todo el mundo. Así, puede visitar las playas de la península de Bocagrande, Laguito o La Boquilla, las cuales están dentro de la ciudad. Si quiere ir más allá, puede tomar un bote y navegar una hora hasta Playa Blanca o las Islas del Rosario, sitios ideales para hacer esnórquel y apreciar de cerca los corales caribeños. Un poco más lejos, a dos horas de la ciudad, se ubica la imperdible Isla de Barú, donde podrá practicar deportes acuáticos, comer muy bien y descansar.
Asimismo, puede recorrer el circuito de museos (el Museo de Oro, por ejemplo, conserva las valiosas piezas de la cultura Zenú), plazas, iglesias, sitios arqueológicos y monumentos. También es una ciudad para ir de ‘shopping’ y propicia para disfrutar de su agitada vida nocturna. Sin duda, un lugar para pasar muchos días maravillado
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