ANTONIO ÁLVAREZ
Kilómetro 298 de la Panamericana Sur. Ica. Johnny Schuler, gerente general de la destilería La Caravedo y personaje muy ligado a la promoción del pisco le abre las puertas de su fundo a un grupo de periodistas llegados de Lima para recorrer parte de la propuesta de la futura ruta del pisco.
“La historia cuenta que don Roque de Caravedo le compra esta propiedad a su suegro en setiembre de 1684, de allí esta hacienda toma el nombre La Caravedo. Y el compromiso fue pagar en uvas, pasas y pisco”, cuenta Schuler quien luego da paso a nuestro recorrido por las instalaciones de este fundo que mezclan historia y tecnología de punta.
La visita guiada no tiene costo alguno y dura aproximadamente una hora y media, sin incluir el pequeño taller de cata de las diversas variedades de pisco que nos brindan los trabajadores del lugar.
El viñedo de La Caravedo tiene una dimensión de 28 hectáreas y en él se siembra en gran parte uva quebranta y mollar. Los turistas pueden conocer la antigua destilería, los viñedos y la planta de procesamiento. Además hay caballos de paso como una propuesta para darle un valor agregado a la experiencia de los visitantes.
“Hasta el momento somos cuatro las bodegas que tenemos caballos de paso: Queirolo, Vista Alegre, Tacama y nosotros. Lo que buscamos es hacer una forma distinta de turismo, que el que venga aquí camine entre los viñedos o cabalgue por nuestra hacienda”, comenta Schuler.
La viña Tacama también nos abrió sus puertas. Su director gerente, Pedro Olaechea, cuenta que en 1899 su familia adquirió el inmueble y que a partir de 1960 su padre trajo al Perú la tecnología de países como Francia, pionera en la producción mundial de vinos.
“Tacama, para hacer los vinos que ha hecho, ha demorado entre 30 y 40 años. Las prácticas que hemos realizado es lo que nos ha llevado, poco a poco, a ir generando vinos que actualmente se venden en Europa y que son respetados a nivel mundial”, afirma.
En esta hacienda, al igual que en La Caravedo, también se crían caballos de paso y se permite al visitante degustar una diversa variedad de vinos, ya sea en la tienda de la misma bodega o luego de un recorrido por la planta.
Durante la visita de aproximadamente una hora se puede ver el proceso de realización de los vinos, así como el embotellado y etiquetado de los envases de esta marca
